martes, 14 de diciembre de 2010

Deseos


Busqué tanto convertirme en una roca que ahora lo soy, sin  embargo, olvidé que la roca es más frágil, es vulnerable al viento, al agua y al menor golpe se fractura.

Recuerdos en tinta...



Han pasado unos días desde que mi alma se niega a hacer notar su brillo, se cubrió de un caparazón oscuro que impide que los rayos de luz se cuelen hacia el exterior. Pero no hay nada más provocativo que un roce del viento que ondea mi cabello y que me hace lanzar un suspiro.

La noche huele a cálida tranquilidad, esa que se respira cuando el cuerpo reposa en el regazo de un amor, misma que se siente con solo imaginarlo.

El viento cuestiona mi existir… lo pienso y mi cuerpo se ha detenido en completa quietud a tallar el bloque de aire y transformarlo en nube que flota y cuando haya dado la suficiente sombra se diluirá en forma de lluvia para alimentar a la tierra y recomenzar el ciclo.

He tenido noches enteras en completa vigilia, momentos en que la mente y el alma es más poderosa que el cuerpo y le impide dormir. Poco a poco, los segundos se han vuelto vitales, los añoro y cuido con delicadeza y gran afán, es como si cada segundo que llega fuese el último aliento de vida que tengo.

Estoy a la mitad de un camino que elegí para llegar a la meta, pero aún sigo observando cada huella y vislumbrando los futuros pasos.

Entre las variadas cosas que habitan en mi mente, se encuentra aquella que cubre los sentimientos y las emociones, dos cosas que sin duda alguna intervienen en el estado físico de cada ser, cuyo origen se encuentra no en el corazón ni en el estómago sino en la cabeza.

El amor… cuestión de voluntad.

Chichic



Cada noche, en el umbral de mi cama se hace presente,

Anticipando el sueño, preparando el cuerpo, alistando los sentidos,

Ejemplo de metamorfosis, la que induce a la transformación del ser,

Se forma en las entrañas de la tierra,

Absorbe lluvia, fuego, viento y sol,

Embriaga, eleva la temperatura,

Despierta o adormece,

Conquista, une lazos o aligera el adiós,

Es alimento del cuerpo,

Inspiración del alma.

(amarga miel que endulza mi cuerpo
cómplice...amor)

sábado, 4 de diciembre de 2010

El Cofre



Cerré el cofre y decidí sentarme sobre él a contemplar las demás joyas que brillan a mí alrededor, todas radiantes, embriagantes.

Entre los tesoros que he almacenado, se encuentran lugares, objetos, historias, personajes, todos ellos perfectamente acomodados en orden cronológico, nunca pierdo nada.

Es un cofre mágico que hallé una noche… mientras dormía. Soñé que caminaba sobre la arena escuchando el romper de las olas, cuando llegó flotando una barca que llevaba a bordo este cofre, puesto que no había nadie allí lo tomé, confieso que me costó un poco arrastrarlo fuera del agua, pero cuando vi de cerca la inscripción en sus maderos no lo dudé y desperté.

Me llevó un par de días entender el funcionamiento del cofre, seguramente fue elaborado por un sabio, te explicaré: Los seres humanos experimentamos emociones y sensaciones; aprendemos cosas y desarrollamos ideas; todo eso es invisible, algunas cosas son benéficas, pero otras resultan perjudiciales y cuando alguna de ellas se hace presente, se corre el riesgo de un desequilibrio que extravía lo bueno. En este cofre solo hay cosas buenas y no es que elimine lo malo, es que lo transforma para evitar el caos.

Es un arcón misterioso, no necesita un lugar físico en mi habitación y eso es quizá para evitar robos, es invisible para quien no lo conoce.

Puede ser tan chico que cabe en el bolsillo ó tan grande como una casa que alberga a mucha gente.
El cofre te transporta a un lugar en donde todo es posible, allí elimino aquello que me disturba, sano las dolencias y alivio la fatiga, descifro incógnitas no resueltas, veo historias pasadas y encuentro rostros conocidos. Ocasionalmente invito a algunas personas a echar un vistazo a mis tesoros, a compartir mis riquezas.

Eres afortunado, pues esta noche te invité a conocer una de mis guaridas. Sabes… lo maravilloso es que uno de los dones del cofre es que una vez que lo conoces podrás utilizarlo y a pesar de ser idéntico al mío, para ti se mostrará único, llegando incluso a formar parte de tus tesoros.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Violencia... parteaguas en mi historia

Hoy, se celebra el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, lo cual me hace recordar mi historia, pues la violencia en mi vida marco la pauta hacia la transformación.

La protagonista de esta historia, no soy yo, es mi madre, mujer valiente que actualmente sigue luchando por defender sus derechos.

Hace apenas 3 años, que María Luisa decidió darse la oportunidad de experimentar una vida mejor, cruzó esa barrera que construye el miedo, se atrevió a dar un paso de la violencia hacia la libertad.

El violentador… mi padre, con quién mi madre vivió 35 años, quién siempre ejerció algún tipo de violencia, a veces física, otras verbal, la mayoría psicológica y emocional y últimamente patrimonial.

Nicolás, fue un hombre que nació en una familia de bajos recursos, con muchos hermanos y un padre alcohólico, también agresivo. Creció y después de un primer matrimonio en donde procreó 3 hijos, hizo una vida junto a mi madre. Ambos adquirieron un terreno, construyeron una casa y procrearon 3 hijas… Tete de 34, Marisa de 18 y yo de 26.

Desde que tengo uso de razón, los gritos y malos tratos eran comunes, desgraciadamente parecía ser algo normal. Si algo caracterizaba a Nicolás y creo que actualmente también, es su ferviente devoción a la religión católica. Mucho años trabajó para el arzobispado de Puebla, cada domingo escuchar misa era obligación y el altar con todos los símbolos católicos era el centro de la casa.

A Nicolás se le detectó diabetes siendo muy joven, pero más que su enfermedad física, la mental empezó a contaminarnos lentamente. Poco a poco, su actitud era cambiante, o quizá la nuestra, pues conforme íbamos creciendo y abriendo nuestros horizontes, el estilo de vida que nos imponía ya no era agradable.

Llegó el día en que mi madre quiso estudiar y se agravó la situación, Nicolás no pudo concebir la idea de mi madre superándose, decía que ella tenía la obligación de permanecer junto a él siempre, hasta que la muerte los separara.

Cuando apenas comenzaba yo en la universidad, obtuve mi primer empleo, pues la situación se tornaba muy difícil en la casa, mi padre no aportaba más que un mínimo gasto para alimentación y pago de servicios básicos, pero aún así no permitía que mi madre trabajara.

Hace 3 años, en 2007, Nicolás dejó de hablarnos, para esta fecha solo vivíamos en la casa mi madre, mi hermana menor Marisa que tenía apenas 14 años y yo con 23, ni una palabra cruzaba con nostras, su molestia….que siendo mujeres pensáramos o intentáramos crecer.

En el mes de septiembre de 2007, un día como había sucedido en otras ocasiones mi madre decidió no dormir mas con él y eso lo enloqueció. Se levantó mi padre en la madrugada y pateó la puerta de la recámara de mi hermana en donde dormía mi madre e intento sacarla por la fuerza, yo intervine y solo conseguimos que intentara golpearnos. Llamé a mi medio hermano Raúl, en un intento absurdo por obtener ayuda y lo único que dijo fue – tu dile que si al viejo, ya sabes cómo es -. El intento de Nicolás por violentarnos se vio frustrado ante la fuerza que para ese momento teníamos mi hermana y yo, habíamos dejado de ser las niñas que se escondían bajo las sábanas al escuchar los golpes de su padre hacia su madre, esta vez no lo permitimos.

Desde ese día, Nicolás empezó a fumar una cajetilla de cigarros a diario ( para esta fecha él tenía 63 años y una diabetes avanzada), cerraba ventanas y puertas de la casa e intentaba molestarnos con esto; a veces ingería alcohol, se despertaba en la madrugada, encendía la música en volumen alto y murmuraba cerca de nosotros que nos mataría y luego se suicidaría, así como su hermano se había suicidado.

Un sábado, 8 de septiembre, Nicolás fue a una fiesta con sus hijos; mi madre y yo llevamos a mi hermanita a una fiesta de 15 años, primero asistimos a misa y luego que ella se quedó en la fiesta mi madre y yo regresamos casa. Aún recuerdo la sensación que me inundaba, ese temblor, la falta de aliento… el miedo.
Cuando llegamos a la casa, él ya estaba ahí, intentamos abrir y estaba puesto el seguro por dentro, empezó a llover y pasamos alrededor de una hora afuera del zaguán tocando y pidiendo a "Dios" que nada malo pasara. Los vecinos pasaban, se asomaban y nos resistimos a pedir ayuda.

Cuando nos abrió la puerta y entramos a la casa descubrimos que estaba borracho, olía a alcohol y el humo del cigarro impedía respirar. Quizá intentando escapar, me senté frente a la computadora a trabajar y mi madre estaba plantada junto a mí. Nicolás pasaba una y otra vez junto a nosotras, hasta que detonó. De pronto le echó el humo del cigarro en la cara a mi madre, la quemó en el pecho  y me aventó el monitor de la computadora encima, solo recuerdo que mi madre intentaba esquivar los golpes de los puñetazos y los objetos que el lanzaba. Entonces, dejé atrás mi miedo y llamé a la policía, a pesar de que él me gritaba – A mí nadie me hace nada-. 

Fueron minutos angustiantes, pues tuve que hacer 3 llamadas para que atendieran mi petición de auxilio, inclso salí a la calle a esperar la patrulla. Cuando los policías entraron, la casa estaba totalmente revuelta y mi padre yacía sentado en el piso fingiendo demencia. Mi madre lloraba llena de temor y yo estaba en completo shock.
No solo se lo llevaron detenido, mi madre tuvo que ir sola acompañándolos a hacer el examen toxicológico, en el cual obviamente se declaró a Nicolás en estado de  ebriedad. Debido los 35 años de violencia, mi madre no quiso denunciar, pues tuvo miedo y solo lo detuvieron  un par de horas, hasta que uno de sus hijos fue a sacarlo.

A partir de ese día comenzó la historia de la verdadera lucha. Al día siguiente que Nicolás salió de la cárcel, levantó una demanda en contra de mi madre por despojo, la cual procedió en marzo de 2008, cuando un juez de Puebla giró una orden de aprehensión en su contra y no solo fue detenida, sino remitida al CERESO de Puebla. Una serie de abusos se habían cometido ya, tuvimos que soportar desde el 9 de septiembre y hasta el 13 de marzo, día en que mi madre fue procesada, el acoso telefónico diario y a toda hora de Nicolás, quien amenazaba con matarnos. Nunca recibimos una sola notificación de esa denuncia, pero ya habíamos visto a policías judiciales que merodeaban la casa, autos sin placas que nos seguían y gente extraña que llamaba a la puerta. Dicha demanda se integró y la orden fue girada  a los tres días. No pasaron a mi madre a los separos, sino al patio del  CERESO Afortunadamente ese mismo día salió bajo fianza y hace algunos meses fue absuelta, pues nunca sacamos a Nicolás de la casa, fue la policía quien se lo llevo detenido por violencia intrafamiliar.

Pero ese es solo un ejemplo de los abusos, Nicolás nos demandó a mi madre y a mí por violencia intrafamiliar, falsificó una carta poder en donde cede sus derechos para pleitos y cobranzas a mi medio hermano Raúl, quien era o sigue siendo apoderado legal del Banorte en Puebla y es un abogado reconocido, la carta supuestamente se realizó en junio de 2007, obviamente en esta falsificación intervinieron un notario público (político reconocido) y el registro público de la propiedad entre otros. Con ese documento, Raúl fingió una compra venta de la casa en donde vivíamos a un íntimo amigo suyo, Manuel Menchaca Villavicencio, quién unos 10 años atrás accedió a auto embargar la misma casa para librar a mi padre de un pleito mercantil. Este hombre nos demandó a mi madre y a mí por vivir en su ahora casa y nos dio algunos meses para desocuparla. 

Esa casa, era nuestro único patrimonio, meses antes de la separación, Nicolás no aportaba dinero  y sobrevivíamos con las costuras de mi mamá y mi  pequeño sueldo, de manera que al vivir ahí 35 años y haber contribuido con poco o mucho dinero en caso de mi hermana mayor, así como habernos privado de muchas cosas, la considerábamos nuestra.

María Luisa  levanto algunas demandas por pensión alimenticia de mi hermana menor, quien en ese entonces estudiaba la preparatoria, pero todo fue inútil, ninguna procedió y tuvimos malos abogados que fueron intimidados ó sobornados.

Después de muchas cosas, las cuáles tardaría horas y letras en describir, el 13 de marzo de 2010 estando sola en la casa, mientras me bañaba, llegó un camión de mudanza con policías, abogados y cargadores a romper las chapas y desalojarnos.

Ese día intentaron robarnos lo que ellos jamás conocerán… la tranquilidad. Sacaron de la casa absolutamente todo y nuestra vida dio un giro total, se asentó nuestra historia.
Hoy, después de días y noches de intensos y cambiantes sucesos, respiro tranquila en algún lugar, con la confianza de que mi madre está durmiendo en un techo que la protege, junto a mi hermana, sé que se alimentaron, que al menos una vez en el día soltaron una gran sonrisa, que tienen amigos sinceros, sé que son libres.

Hemos aprendido tanto, que las mujeres que solíamos ser hace tres años no son ni la mitad de lo que ahora somos, también se que aún nos faltan caminos por recorrer, ciclos por cerrar, pues están vigentes algunos  procesos legales.

Es decepcionante conocer de cerca el estado de justicia que tenemos en el país, con dinero todo se puede. Sufrimos violencia física, cuyos golpes y heridas sanaron a pesar de las cicatrices; violencia emocional, que gracias a las terapias psicológicas nos permitieron seguir adelante; violencia patrimonial, pues nos despojaron de lo único que teníamos; pero nadie ha podido doblegar nuestro espíritu.

No tengo una religión, ni creo en ese infierno al que mi padre teme tanto. Sé y reconozco a Nicolás Porrás Ramirez como mi padre, un individuo enfermo física y mentalmente, lo cual no justifica la falta de ética de los abogados al frente de las instituciones que imparten justicia, ni la actitud de mis medios hermanos que se han prestado a apoyar las ideas aberrantes de mi padre.

Al paso de este tiempo, hemos recibido muestras de ayuda y afecto que jamás imaginamos, vivimos en carne propia la fuerza pública, esa que hacemos los ciudadanos cuando nos unimos a una causa justa. Recuerdo el día del desalojo, mis vecinos cercanos y lejanos, todos ayudando.

Confío en que la vida es justa y que las experiencias difíciles tenían que suceder para enseñarnos algo, pero es nuestra responsabilidad como seres humanos y como ciudadanos el hacer valer nuestros derechos.

Desde aquí, envío un gran abrazo y un beso a mi madre y hermanas, a quienes amo y quiero hacer pública la enorme admiración que siento por  María Luisa, te amo  mamá y te respeto profundamente, porque el ejemplo que me das cada día con tu empuje y fortaleza son vitales en el rumbo que seguiré.

Gracias a cada una de las personas que ha contribuido de alguna forma a este cambio, pues la luz del día brilla más cuando se vive sin violencia.

martes, 19 de octubre de 2010

Enamorarse


Hoy, la vida me dio la oportunidad de encontrar el equilibrio en la atmósfera, la cual me permitió comprender algunas situaciones de las cuales había rehuido o negado.

El amor, ese que es terrenal, que había creído falso y volátil, insiste en arraigarse en lo más profundo de mi ser.

Sentada frente a la ventana, en unos minutos de meditación, con la ayuda del azul del cielo y el viento frío, entendí que hay que enamorarse, de quien sea, pero enamorarse, pues eso nos permite disfrutar las cosas más simples que la vida nos ofrece y que normalmente no percibimos.

Una persona enamorada puede sonreír, levantarse con energía y encontrar la lluvia refrescante o la calidez de los rayos del sol. El amor, hace de un día nublado, la mejor ocasión para expresar los sentimientos; hace de un tropiezo el pretexto perfecto para tomar la mano de alguien; ó a una lágrima como el motivo ideal para atarse a los brazos de otra persona.

Enamorarse, podría ser la cura perfecta para los cuerpos cansados y las mentes agotadas; el alimento de los que tienen hambre de aventuras; podría ser incluso el remedio ante las guerras que se hacen en el mundo entero; pues a pesar del color de piel, el tiempo y el espacio, el amor se siente de igual forma.

Hay que vivir enamorados, tener esa capacidad de encontrar lo bello en los demás, ya sean los ojos, las manos, el timbre de la voz, el color de piel ó bien la esencia y el color del alma.

Cada ser humano que habita en este universo, guarda celosamente una parte que no muestra a cualquiera, esa chispa se enciende de forma distinta. ¿Cuántas historias?, ¿Cuántas formas de besar?, ¿Cuántos sueños?, ¿Cuánta vida por recorrer?... ¿Cuántas cosas por aprender?

Enamorarse, no significa atar, al contrario, es desprenderse del otro para aceptar el regalo de su presencia.

Soy un ser enamorado de la vida, amo las manos del panadero que con delicadeza acaricia la masa y forma el alimento que acompaña mi taza de café; la dedicación del campesino que con paciencia y constancia cuida de su cosecha; la imaginación del músico que compuso una canción; los pies de la mujer que lenta y cadenciosamente movieron el pedal de una máquina para transformar un trozo de tela en una prenda que abriga; el ingenio y precisión de aquellos hombres que diseñaron y coordinaron la construcción de las paredes que hoy me protegen; la fortaleza del médico que corta una pierna para que deje de contaminar el cuerpo y el alma con dolor.

Encuentro a cada ser que está a mi alrededor, como la persona más bella, todos únicos y verdaderos galardones de la sorprendente vida.

Quisiera besar y abrazar a la gente que se cruza en mi camino, a aquellos que me regalan un gesto, el mínimo contacto, una simple mirada. Apuesto a que ninguno de ellos es consciente de que son fuente de mi inspiración y de que sus rostros se quedan grabados en mi mente. Por eso, esta noche, les envío desde mi lugar una parte de la luz que llevo en el interior, que sólo se nota en la oscuridad, que solo sacia cuando hay sed y da calor cuando hace frío.

Seguiré amando, enamorándome una y otra vez de aquellas personas que en el tiempo y espacio vividos aporten a mi vida la cantidad exacta de amor que esté dispuesta a aceptar. Estoy segura que habrá muchos más momentos de tristeza y frustración, quizás de llanto y añoranza, pero serán el motor de mi inspiración como lo es hoy la emoción que me incendia.

Mi alma había estado en reposo por algún tiempo, desintegrando cada parte de sentimiento, pero una vez más quiso abrir la puerta del camino, aquel en donde cada paso es diferente al anterior, que es infinito.

Quiero enamorarme siempre, voy a enamorarme siempre; podrán cambiar los nombres, rostros y cuerpos, pero nunca la intención de hacer de éste mundo un mejor lugar.

domingo, 12 de septiembre de 2010

En el país de los miedos...

Una de esas tardes donde la atmósfera se plaga de melancolía y la radiante luz de la tarde se torna azul y se opaca para dar paso a las estrellas, la respiración se fue haciendo tan lenta que desapareció ante mi conciencia, y al pasar lento de las manecillas del reloj, todos y cada uno de los recuerdos almacenados en mi memoria surgieron cual si hubieran sucedido apenas unos segundos atrás.
 
La última escena tras las nubes grises de la mirada húmeda, era la de un rostro en cuyo semblante se podía encontrar serenidad y fortaleza, como una habitación calida en los días helados de invierno.
 
Me encontraba bajo un enorme árbol totalmente derrotada, el aire se hacía tan pesado como una barra gigante de plomo que cae sobre una esponja, los pulmones y el corazón estaban a punto de cesar, pero los intentos de hallar la cura en esas imágenes falaces continuaba.
 
Cuando creí que la muerte había llegado, un par de hoscas raíces se enroscaron en mi cuerpo y dentro de un remolino absorbente me llevaron a un sitio cálido, oscuro pero tranquilo. Los sonidos distorsionados apenas se percibían y el aire que entró exasperadamente a mis pulmones me hizo toser y casi caer nuevamente.
 
Lentamente me incorporé y con precaución mis ojos recorrieron cada uno de los sitios que podían ser paredes, arriba y abajo, de un lado y de otro, pero  me convencí que no había nada, ni nadie. Tratando de dar un paso, sentí mis pies desnudos, pero no eran solo mis pies, sino todo mi cuerpo, la primera reacción fue tratar de cubrirme, hasta que caí en cuenta que no era necesario, pues estaba sola en la penumbra, en donde un extraño calor emanaba del rededor.
 
Creí que estaba muerta y me pareció que ese no era un lugar tan malo como lo suele imaginar la gente, pero no, no era posible porque ¿De donde salían esas ideas y recuerdos?, de mi mente, lo que era un claro indicio de mi lucidez.
 
Estuve de pie mucho tiempo, hasta que pensé que podría recostarme en algún lugar, y cuando así lo hice sentí en la espalda el áspero suelo, pero no lastimaba, al contrario era una sensación de alivio y cobijo. Entonces la sensación  invadió cada centímetro de mis piernas, y luego los brazos, hasta mi cabello parecía sentirlo. Era tan extraño, tan diferente, que me di la vuelta para recostarme boca abajo y experimente la misma sensación, era como si cada vez que una parte de mi cuerpo rozara con esa superficie se desprendieran un millón de diminutas partículas de luz y calor que se mezclaban con mi esencia haciendo cosquillas sobre mi piel.
 
Cuando agoté todas las posiciones posibles de hacer contacto con el piso, tan solo me quedé quieta y creo que dormí, no lo sé, no había tiempo, o al menos perdí la noción de él. Al despertar pude escuchar el sonido de mis pestañas moviendo el aire, como el sonido que hace un ave de gran tamaño al emprender el vuelo, también pude escuchar el golpeteo del aire por las paredes de mi nariz y garganta al inhalar y exhalar, incluso la irrigación de la sangre era como un arroyo suave y exacto que corría en mi interior. – Creo que estoy viva – pensaba y sentía.
 
Nuevamente agoté mi curiosidad por experimentar sonidos; aguantando la respiración y soltándola efusivamente era más poderoso el correr de la sangre y el zumbido del aire, parpadeando rápido y luego lento se creaba un zumbido, hasta combinar todos los sonidos en un perfecto ensamble.
 
Al siguiente despertar quise comprobar si había dolor y tomé unos milímetros de la piel de mi muslo entre los dedos y un resplandor carmesí iluminó esa zona, incluso las yemas de mis dedos quedaron encendidas como si fueran varas de luz fluorescente que revientan en medio de la oscuridad. Entonces lo intenté de nuevo en el brazo derecho y sucedió lo mismo, pero esta vez  sentí dolor y quise remediarlo con una caricia,  me sorprendió ver un brillo  ligeramente púrpura.
 
Pensé que era como un juego de niños en donde a cada tecla presionada se enciende un color distinto, así que intenté nuevas cosas. Primero di un chasquido con los dedos y apareció una luz rosa; acaricié lentamente mis piernas y la luz púrpura se fue haciendo intensa hasta tornarse magenta, entonces me detuve y la luz permaneció mientras sentía el calor de mis manos cerca, poco a poco y guardando la sensación del tacto comencé a abrir los brazos como si extendiera una cortina de suave seda y ese resplandor se expandió haciéndose brillante y al girar de mis brazos giraba también. Podía envolverme en una esfera de color con tan solo colocar las manos sobre mi cuerpo y extenderlas en forma envolvente.
 
No se cuanto tiempo pasó, supongo que el suficiente para olvidar las causas que me llevaron a aquel lugar. En uno de esos despertares se me ocurrió mirar hacia arriba y quedé atónita al descubrir un rayo de luz, y me preguntaba - ¿Por qué no había visto esa luz? -. Era adictiva, pues al observarla podía sentir un calor que nacía en mi interior, se ensanchaba y hacía que los músculos de mi cara se estiraran, los ojos se abrían más y los labios formaban un medio círculo.
 
Creo que fue esa luz combinada con los colores y sonidos los que manipularon mi cuerpo y mi mente, pues un día empecé a reír, a hacer sonidos y provocar sensaciones, una y otra vez sin parar y la luz que provenía desde lo alto empezó a descender y se hizo cada vez más grande y brillante hasta que me cegó por completo.
 
No se como, pero abrí los ojos nuevamente y me encontré en un sitio lleno de luz, pero era una luz distinta, venía de un par de lámparas fijadas al techo, había paredes y yo estaba acostada en una cama, con una bata blanca y sábanas blancas. Con cautela moví los dedos de pies y manos, y allí estaban sintiendo la áspera tela de las sábanas. Una joven mujer vestida de blanco llegó frente a mí y gritó, me asustó pero me quedé quieta. Luego un grupo de gente vino corriendo mostrando alegría y sorpresa.
 
Con paciencia y cuidado me ayudaron a ponerme en pie, entonces les pedí que me dijeran donde estaba, pero en el intento de moverme llegué a una puerta que tenía un gran cristal y me desconcerté. Aunque olvidé muchas cosas, la imagen de mi rostro joven había quedado grabada en mi mente, pero la mujer que estaba en el reflejo era una anciana, con la cara arrugada y el cabello blanco, entonces vi mis manos y pies para encontrar los miembros de una mujer envejecida.
 
Han pasado ya dos años desde que desperté, en los cuales he contado cada segundo, mucha gente ha venido a verme pidiéndome que les relate una y otra vez lo que sucedió, pero solo yo entiendo que mis miedos me llevaron a ese mundo extraño en donde solo vi, sentí y escuché lo que yo quise, mientras mi cuerpo real permaneció 50 años atado a la cama de un hospital psiquiátrico.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Transformación nocturna...


Hace algunos días terrenales que dedico tiempo a organizar mis ideas, las emociones, los sentimientos y las reacciones físicas de mí ser; intentando ser coherente en mí actuar, buscando que se perciba el verdadero reflejo y no la ilusión de existir.
Busco la forma, el medio y la hora indicada, y justo ahora, en medio de mi habitación, después de calmar el torrente sanguíneo y aliviar el alma, sé que es el momento de expresarlo.
Me centraré en el punto de lo que representa conflicto interno, el amor… mi amor.
El amor es irreal, me refiero a ese amor de la pobre condición terrenal, ese que es manipulado y condicionado a la eternidad, que es falso y vano cuando se vive según las reglas impuestas, que se firma o se promete, que ata, obliga, destruye al ser interior.
No quiero un amor así, pues mi espíritu es libre, como la luz, que se cuela por el mínimo espacio y puede alumbrar o cegar.
Soy una loca, quiero seguirlo siendo, pues los locos habitan en una dimensión distinta, en donde todo se logra con solo imaginarlo, que acarician las sombras y beben el sol, que ahuyentan a los espectros con un soplido y atraen a las fieras con una señal.
Mi cuerpo es materia ardiente, quema la piel y deja una huella imborrable donde se posa, mariposa de fuego que se desplaza cadenciosamente a través de los cuerpos inertes que yacen plácidos, somñolientos.
Soy orgullo de mis creaciones, lo mejor que he inventado.
Nocturna por naturaleza, al ocultarse el sol desaparece la careta mundana y comienza la transformación, mi ritmo se agita hasta estallar en un chorro de inmensa pasión, se retuerce en las entrañas el animal...
Una mirada que atrapa, un cuerpo etéreo que existe solo en sueños, se le ve entre la penumbra con las fauces abiertas y las garras afiladas, se le escucha respirar, incluso se puede sentir, cálido, incitante.
No pretendo abandonar el viaje, no por el momento, pues llegará el día en que el cuerpo sea vencido por el cansancio, cuando la debilidad sea derrotada por la oscura y fría muerte para ser llevada a una nueva dimensión, donde el cuerpo no pesa al caminar.
Estoy fuera de las imposiciones, mi cuerpo no tolera las causas mortales, mi alma repele la comodidad del descanso, por eso las noches son cortas, quisiera atar a la luna, impedir que avance a través de los astros y atrapar su brillo en una gota de miel, en una lámpara que se enciende cuando la luz es escasa.
No tengo religión, no hay Dios que me premie, ni diablo que me castigue, solo hay un par de palabras que el hombre se inventó para justificar sus actos. Compadezco al diablo, deprimente ser que habita en la imaginación de los reprimidos, a quien culpan de los deseos adquiridos y los actos realizados. Qué mejor que aceptar que el alma necesita del cuerpo para hacerse presente. Que dicha disfrutar, que alegría vivir sin ataduras.
Amar… el dilema perseguido. Amo, pero el vicio habituado de expresarlo es delito.
Pena siento por aquellos que no encuentran la llama, que no se atreven a encender la chispa. Pues cuando se enciende no hay nada que la detenga… hasta la hora en que la bendita muerte arrebata el aliento para entregar el alma de vuelta al origen.
No he cometido errores, olvidé el arrepentimiento, cinismo le llaman los que siguen atados a las frías cadenas de la moral.
Comienza a temblar mi cuerpo, creo que estoy fuera de mi, me arrastro, camino, corro y me detengo,  no me interesa llegar pronto a la meta, quiero seguir caminando lento, colocando cada pie con fuerza sobre la tierra y dejar marcada la huella de mi andar.
Todo lo que tengo es el día de hoy, el momento justo en que cada yema de mis dedos van oprimiendo las teclas, el párrafo anterior quedó en el pasado y el siguiente aún está en mi imaginación; el pasado no lo puedo cambiar y en el futuro solo puedo inducir mis deseos, por supuesto manipulando la energía del universo que está dentro de mi alcance e influenciar en los demás cuando se armoniza mi existir.
Esta noche no hay sonido alguno que perturbe lo que aquí sucede, solo el silencio y el viento presencian la transformación y lo cuentan a los árboles que crujen al enterarse del hechizo que se conjura. Magia que se desprende de cada objeto y que se conecta con el universo. Puedo sentir los rayos de luz que emanan de cada poro y me cubren hasta envolverme en una esfera que brilla y se hace densa en medio de la noche, luz que evoca la creatividad e inspiración para materializar aquello que se percibe  a través del espíritu, pues invisible nace e invisible se quedará.
Al culmino del vuelo, confirmo mi intención, forjo un paso más en el destino que elegí… intensa, dramática, aventurera, pasional, excitante, sensitiva, hechicera, enamorada.
Casi termino, me lleva un tiempo volver a ver con estos ojos que me cegarán una vez llegada el alba, mirada que solo percibe las partículas pesadas, invento de humanos. Debo dormir, descansar el cuerpo que fue punto de partida, vehículo y guarida.
Me reconociste, sabes que estuve allí, observando entre sombras y reflejos, pudiste sentirme, pues tu ritmo se aceleró sin encontrar la causa. Recuerdas el viento frío que venía de alguna parte…era yo cuando arribaba.
La mañana vendrá pronto, las aves cantaran alabanzas al día, agradecerán su llegada. En cambio yo, esperare la noche, para asomarme a la ventana y salir volando entre nubes y montañas, entonces seré lo que quiera ser, aire, animal o fantasma…